El mundo estudiantil y las oportunidades que nos ofrece
Una mirada al mundo estudiantil y a las oportunidades que ofrece
Los últimos días de febrero y los primeros de marzo suelen causar sentimientos encontrados a los padres. Por un lado, todo padre se siente feliz de ver cómo sus hijos avanzan en la vida (y también de saber que pronto podrán descansar de ellos unas pocas horas diarias); y por el otro, se preocupan porque saben que pueden llegar a ser días muy caros. Muchísimas publicaciones en la web se centran en los gastos que los padres realizan en esta época de «campaña escolar».
Así que decidimos ir más allá y echar una mirada un poco más completa a la educación en el país. Hablamos con algunos padres, con algunos profesores, y revisamos algunos reportes publicados tanto por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) como por el Ministerio de Educación. Encontramos varios datos interesantes que podrían permitir a un padre ahorrar en los gastos de sus hijos; pero también encontramos algunos otros que podrían servir a más de uno para iniciar un negocio.
Hablemos de los padres
Empecemos hablando de padres, pues son la mayoría. Lo primero que notamos después de nuestra conversación con ellos es que una idea generalizada pero errada sobre la «campaña escolar». Muchos piensan que la principal preocupación de los padres es el dinero en estos días; pero no: la principal preocupación en estos días es el tiempo. ¿Aquello del dinero es un estereotipo, entonces? No necesariamente. Lo más probable es que sea una consecuencia de los cambios ocurridos en los hogares peruanos durante las últimas décadas. El número de parejas casadas se ha reducido, mientras que el número de parejas convivientes ha ido en aumento. En muchos hogares, la responsabilidad de criar y educar a los hijos está recayendo solamente sobre uno de los padres. Él (aunque generalmente ella) termina con toda la responsabilidad de tener que levantarse, atender a sus hijos, ir a trabajar, regresar del trabajo, pasar por la tienda, comprar los útiles, llegar a casa y encontrar alguna manera de protegerlos (forrarlos, sí, pero no solo forrarlos) y ponerles nombre (lo que a veces implica bordarlos a mano) para que no se les pierdan a sus hijos (o, por lo menos, no se les pierdan tan rápido). Todas estas actividades de preparación pueden costarle a un padre con práctica unas tres horas de tiempo al día; y, por más que se haga con todo el amor del mundo, cansa.
¿Hay alguna oportunidad de mejora aquí? Sin duda. Es más, algunas ideas de negocio han surgido ya a causa de esta necesidad. El más conocido es aquel que ofrece comprarte toda la lista de útiles e incluso entregarte los cuadernos forrados a cambio de un pago… aunque son negocios demasiado estacionales como para poderlos tomar en serio. Dejemos que queden como un ingreso extra para una que otra ama de casa, pues no hay mayor futuro para eso en realidad. Sería mucho más interesante, valioso y útil ver ferias temporales de útiles para estudiantes, pues estas resolverían la necesidad más grande de los padres: dejar de perder tanto tiempo recorriendo tiendas por no poder comprar todo lo que sus hijos necesitan en un solo lugar. Hoy, como mínimo, cualquier padre de un niño en edad escolar necesita visitar librería, zapatería y tienda de libros para poder enviar a sus hijos al colegio (y en casos más rebuscados, que no sorprenda ver padres comprando «útiles» en la farmacia y hasta la ferretería). Una feria, sin duda les ahorraría muchísimo tiempo.
La preocupación económica resultó unánime en el segundo lugar. Los padres ya saben que entre matrícula, útiles y gastos diarios, enviar a sus hijos a la escuela cuesta una pequeña fortuna. Si a ello le aumentamos la pensión universitaria de los hijos mayores, entonces la situación puede llegar a ponerse color de hormiga. Muchos padres saben que será necesario endeudarse y no se harán ningún problema con ello; pero otros mirarán con miedo los préstamos para gastos estudiantiles y tratarán de hacer lo imposible para evitarlos —¡incluso vender algunas de sus cosas!
Por suerte, ya no es necesario llegar a esos extremos. Los padres tienen dos grandes opciones para evitar quedarse en cero por cumplir con sus hijos. Una de ellas es gestionarse un préstamo pequeño. Las «fintech» de préstamos personales, como la nuestra, pueden ayudar mucho en estas situaciones. Con préstamos sencillos, rápidos y sin mayores exigencias de documentación, los padres pueden atacar la emergencia económica ahora y recuperarse del problema solamente en un mes. La otra es coordinar con los profesores y comprar los útiles gradualmente, a medida que sus hijos los vayan necesitando. Con buena comunicación, a veces pueden evitarse las deudas por completo.
Cerremos esta parte sobre los padres con una preocupación final que es muy recurrente entre ellos: la calidad de la educación que reciben sus hijos. Este no es un tema que les preocupe por cuestiones de «responsabilidad paterna». Les preocupa por amor. Todos los padres desean que sus hijos tengan la vida más hermosa, alegre y feliz que puedan tener. Y la educación que reciben es crucial para que eso pase. Si su hijo no entiende matemática, no sabrá sacar las cuentas correctamente cuando tenga un negocio. Si su hijo no sabe recibir, evaluar, interpretar y analizar una información, terminará perdiendo el tiempo en actividades que no le interesan o no le convienen en absoluto —o, peor, ¡podrían engañarle! Es importantísimo ir aumentando gradualmente la calidad de la educación en el país para poder tener mejores ciudadanos en el futuro.
Y hay tremendas oportunidades aquí, pero ya caen en las manos del gobierno. Por lo tanto, dejaremos que ellos tomen cartas en el asunto.
Hablemos de los maestros
Lo anterior nos lleva inevitablemente a hablar de los maestros. Tuvimos la oportunidad de hablar con unos pocos antes de comenzar este artículo; y la verdad es que fue una conversación encantadora. En nuestro país, todavía tenemos un alto porcentaje de profesores por vocación. Lo que quiere decir que sí hay esperanza de tener jóvenes bien educados y bien preparados después. Solo necesitamos estar alertas con algunas cosas:
La primera es la calidad de las escuelas privadas en el país. En Perú hay una percepción generalizada de que las escuelas privadas son mejores que las públicas, pero no siempre se cumple. Hay que mantenerse alerta, principalmente si tenemos en cuenta que entre 32 y 37 por ciento de los niños en el país asisten a colegios particulares. ¿Cómo darse cuenta de que la educación en un colegio es «dudosa»? Simple: con la actitud que tienen los niños hacia sus profesores. Todo padre conoce a sus hijos y sabe cuando algo no está bien.
La segunda es la diferencia entre actividades de control. En algunos colegios el control llega a ser tan intenso que logra que algunos maestros se sientan cohibidos de salirse de su papel de profesores de curso. En otros, el control es tan laxo que hay profesores que literalmente hacen lo que quieren. Ambos extremos son negativos. Necesitamos cierto nivel de control sobre lo que pasa en las aulas, sí; pero no podemos quitarles a los profesores la importancia de su rol en el desarrollo de un niño o adolescente. Es importante que dejemos que los profesores sean maestros y participen de la vida de sus alumnos. Que sea la comunicación constante con los hijos, con los maestros y con otros padres la mejor manera de ayudar a los docentes a mantenerse dentro de los límites de su función.
La tercera es que la responsabilidad de educar sigue siendo principalmente de los padres. Hay padres que pretenden «delegársela» a los maestros, cosa que no solo es imposible, sino que también puede llegar a ser ilegal. Los maestros necesitan mantenerse alerta y, principalmente, actuar sin miedo cuando vean cosas extrañas. La ley ampara a los maestros que denuncien maltrato infantil o abandono al menor y es importante no solo que lo sepan, sino que también sepan cómo hacerlo.
En general, hay grandes oportunidades para una sociedad en la que padres y maestros trabajan juntos por la educación de los menores. Con mucha comunicación y buenos lineamientos desde casa y los centros educativos, podremos tener niños bien educados en todo el sentido de la expresión.
Finalmente, hablemos de dinero
Los estudios son un gran dinamizador de la sociedad. Se nota claramente durante las vacaciones, pues hay menos tráfico en las calles y menos actividad en las tiendas. La mayor parte del movimiento económico estudiantil proviene de los padres de los niños (en los institutos, universidades y otros centros de estudios no hay listas de útiles y los gastos suelen ser menores), lo que significa que la mayor presión económica también suele ser para ellos.
Dicho esto, queremos darles un consejo especial a los padres: Recuerden que sus hijos responderán a la educación y crianza que ustedes mismos les den.
Enséñenle a sus hijos, por ejemplo, que lo más práctico en la vida es comprarse cosas buenas y duraderas, y ellos estarán contentos de usar la misma mochila del año pasado «porque todavía sirve» o un portaminas en lugar de lápices «porque los portaminas duran años». Seguramente les va a costar no cambiar de teléfono celular todos los años (porque todavía sirve y porque dura años), pero creo que vale la pena.
Para los empresarios, el inicio de los estudios también significa una oportunidad dorada para posicionarse mejor en el mercado al que atienden. Siempre que hay inicio de clases hay clientes nuevos. Tener un buen producto (o servicio) es importante, sí, pero también es importante tener una buena presentación (incluyendo, por qué no, una nueva mano de pintura en el local) y buena publicidad. En caso hayas tenido meses bajos por las vacaciones, recuerda que Andy puede darte un préstamo. A decir verdad, nos gusta dar préstamos a los comerciantes porque dinamizan la sociedad de una forma positiva; esto, sin mencionar que lo mejor de los créditos para pymes es que no necesitas pedir mucho y puedes pagarlo rápido. Con una inversión pequeña para poner tu local a punto, tendrás más clientes y el crédito se pagará solo.